21 de febrero de 2020
¿Por qué los bebés necesitan tantas vacunas?
Existe un viejo dicho que afirma que los niños son un regalo prestado, lo que da cuenta de las altas tasas de mortalidad infantil del pasado.
Sin embargo, ya casi no se escucha ese dicho principalmente porque se vacuna a los niños contra enfermedades mortales desde la infancia. En los primeros 15 meses de vida, los bebés reciben al menos 20 vacunas para combatir enfermedades como el sarampión, la tosferina y la poliomielitis.
Una de las preguntas más frecuentes que los padres preocupados les hacen a los médicos es: "¿Por qué se les aplican tantas vacunas a la vez?". La respuesta es bastante simple: las vacunas se administran cuando los bebés más necesitan protección, afirma la Dra. Mary Brown, pediatra del Floating Hospital for Children del Tufts Medical Center.
"En general, la forma en que describo el esquema de vacunación es que se recomienda aplicar las vacunas a edades específicas porque es cuando más vulnerables son", comenta Brown. "Es cuando tienen el mayor riesgo de infección".
El esquema, establecido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, indica la administración de una gran cantidad de vacunas durante la primera etapa de la infancia porque es cuando los bebés son más propensos a enfermarse ya que sus cuerpos son frágiles y no pueden combatir enfermedades mortales.
"Los bebés corren un alto riesgo de infección bacteriana y su sistema inmunitario es muy débil", afirma el Dr. Mark Pasternack, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas Pediátricas del MassGeneral Hospital for Children.
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Qué vacunas se administran y cuándo
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el cronograma recomendado suele ser así, con algunas diferencias según cada consultorio: la vacuna contra la hepatitis B se administra al nacer, a los 2 meses y a los 6 meses. Se vacuna a los bebés contra la difteria, el tétanos, la tos ferina (tos convulsa), la Haemophilus influenzae y las infecciones neumocócicas, que pueden causar meningitis, y el rotavirus a los 2, 4 y 6 meses.
La vacuna contra la poliomielitis se administra a los 2 y 4 meses, y nuevamente en algún momento entre los 6 y los 18 meses. Luego, se debe aplicar la vacuna regular contra la influenza a los 6 meses. Entre los 12 y los 15 meses, se vuelve a vacunar a los bebés contra la Haemophilus influenzae y las infecciones neumocócicas. En ese mismo momento reciben las vacunas contra la varicela y el sarampión, las paperas y la rubéola.
El pinchazo de una aguja puede hacer llorar a algunos niños pequeños, pero no es nada en comparación con los posibles efectos a largo plazo de algunas de estas enfermedades, afirma Pasternack.
"Los padres odian ver llorar a sus hijos al recibir las vacunas, pero como alguien que ha sido testigo de la disfunción cognitiva y la sordera provocadas por enfermedades prevenibles, puedo asegurarles que vale la pena atravesar ese dolor", comenta.
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¿Se sobrecarga el sistema inmunitario?
A menudo, los padres se preguntan si la gran cantidad de vacunas que reciben los niños sobrecarga su sistema inmunitario. Según los médicos, la respuesta es no.
Las vacunas exponen a los niños a los antígenos, que son sustancias extrañas que activan el sistema inmunitario para que produzcan anticuerpos que las combatan. Pero estas vacunas no los exponen a una cantidad mayor de antígenos de la que pueden soportar.
Para poner las cosas en perspectiva, los CDC informan que hace 30 años, las vacunas utilizaban 3,000 antígenos para brindar protección contra ocho enfermedades hasta los 2 años. Hoy, las vacunas usan 305 antígenos para brindar protección contra 14 enfermedades hasta la misma edad.
"Quizás si administráramos 100 vacunas a la vez podría ser diferente, pero en general el sistema inmunitario no se satura", afirma Pasternack. "Los investigadores de vacunas realmente hacen que sean amables con los pacientes pediátricos".
Coverage habló con médicos y seres queridos de quienes padecieron enfermedades que las vacunas han vuelto poco frecuentes, como el sarampión, la difteria, la viruela, la poliomielitis y la meningitis B. Sus palabras son un recordatorio contundente de la importancia vital de la vacunación. Lea sus historias:
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