6 de abril de 2020
¿Cuándo se puede esperar una vacuna contra el COVID-19?
Mientras el nuevo coronavirus propaga enfermedad y miedo en comunidades de todo el mundo, los científicos se apresuran a encontrar una vacuna para crear inmunidad contra la nueva y mortal enfermedad. Más de 40 candidatos se han lanzado al ruedo, y algunos de los favoritos están aquí mismo, en Massachusetts.
El desarrollo de las vacunas es laborioso y largo. Puede llevar una década o más, y con las infecciones globales, que superan 900,000, lo último que tienen los investigadores es tiempo. Los gobiernos de todo el mundo están trabajando para acelerar el proceso de regulación, con científicos y empresas de biotecnología que buscan obtener resultados tan pronto como 18 meses a partir de ahora.
"Desde luego, es fundamental desde el punto de vista de la salud pública desarrollar una vacuna, y uno espera que desarrollemos esa vacuna pronto", dijo el Dr. Scott Podolsky, profesor de salud global y medicina social en la Facultad de Medicina de Harvard. "Hay gente muy inteligente, incluso aquí en Boston, trabajando en esto. Parece ser que para todo el mundo es complicado, pero nadie dice que no sea factible".
¿Qué es una vacuna exactamente?
Las vacunas simulan ser infecciones y se inyectan a los pacientes. Después de recibir una vacuna, el cuerpo humano da una respuesta inmunitaria dirigida al virus o la bacteria. En el futuro, si la persona se infecta con el germen, el sistema inmunitario ya estará preparado para combatirlo y evitar la enfermedad.
Existen cuatro tipos principales de vacunas que se utilizan para desencadenar respuestas inmunitarias:
- Las vacunas vivas, que se utilizan contra enfermedades como el
sarampión , utilizan una forma debilitada del germen que causa la enfermedad, y crean una respuesta inmunitaria fuerte y duradera. Solo una o dos dosis de la mayoría de las vacunas vivas pueden dar una protección de por vida. Sin embargo, pueden ser arriesgadas para las personas con sistemas inmunológicos debilitados, problemas de salud prolongados o que se hayan sometido a un trasplante de órganos. También es necesario que se mantengan en frío, así que simplemente no pueden ser trasladadas ni utilizadas en países con acceso limitado a refrigeradores. - Las vacunas inactivas utilizan la versión muerta del germen que causa una enfermedad, como la gripe o la polio. Pueden ser necesarias varias dosis a lo largo del tiempo (vacunas de refuerzo) para mantener la inmunidad.
- Las vacunas de subunidades utilizan partes precisas del germen para producir una respuesta inmunitaria potente y específica contra enfermedades como el VPH y el herpes zóster. Se pueden utilizar en casi todas las personas que las necesiten, incluidas las que tienen el sistema inmunitario debilitado y problemas de salud prolongados, pero pueden ser necesarias vacunas de refuerzo para una protección continua.
- Las vacunas toxoides utilizan una toxina fabricada por el germen para crear inmunidad contra las partes del germen que causan una enfermedad en lugar de contra todo el germen. Eso significa que la respuesta inmunitaria se dirige a la toxina. Se utilizan contra enfermedades como la difteria y pueden requerir vacunas de refuerzo para obtener una protección continua
Obtenga más información sobre cómo funcionan las vacunas
¿Cómo se desarrolla una vacuna?
Las vacunas contienen "antígenos" que son reconocidos por el sistema inmunológico y desencadenan una respuesta inmunitaria. Identificar el mejor antígeno es el primer paso para desarrollar una vacuna. Luego, la vacuna se utiliza en animales para comprobar si es segura y eficaz. La primera prueba en humanos, fase I, es la etapa de "prueba de concepto" que evalúa la seguridad de la vacuna, dijo el Dr. Francisco Diaz-Mitoma, director médico de VBI Vaccines en Cambridge. En esta fase, los investigadores estudian la respuesta inmunitaria humana en un pequeño grupo de pacientes y miden los anticuerpos que se producen.
La fase II continúa examinando la respuesta inmunitaria pero en un grupo de participantes mucho mayor, que suele estar formado por unas 200 o más personas. Pasar a la fase III, durante la cual la vacuna se administra a miles de personas y se comprueba su eficacia y seguridad, dijo Diaz-Mitoma, cuesta decenas de millones de dólares y puede tardar hasta cuatro años en completarse, según el virus objetivo.
Aunque todo el proceso de desarrollo puede durar entre 10 y 15 años, dijo Diaz-Mitoma, hay ocasiones en las que la FDA ha acelerado el proceso, especialmente durante las pandemias. Este proceso acelerado puede incluir la omisión de fases de desarrollo o el acceso a la vacuna antes de que se complete el desarrollo.
"Vivimos tiempos muy interesantes y desafiantes", dijo. "Durante este brote, gente ha muerto, el mundo se detuvo. Los reguladores han acordado desarrollar vías específicas para el desarrollo clínico que son más cortas que los plazos estándar".
Dr. Francisco Diaz-Mitoma
¿Cuándo podríamos ver una vacuna contra el COVID-19?
Una liberación pública y gratuita del código genético del virus en enero por parte de investigadores chinos ha hecho posible que los científicos analicen y compartan la información y comiencen a trabajar rápidamente en el desarrollo de una vacuna.
VBI Vaccines, con sede en Cambridge, EE. UU., es una de las tantas empresas de biotecnología que trabajan para encontrar una forma de prevenir la nueva infección por coronavirus. Están colaborando con el Consejo Nacional de Investigación de Canadá para desarrollar la única "vacuna pancoronavírica" en producción, es decir, una que no solo funcione contra el COVID-19, sino que sea eficaz contra otros coronavirus como el MERS y el SARS. La candidata a pancoronavirus de VBI está actualmente en fase de pruebas preclínicas, y estiman que un producto podría estar disponible para los trabajadores en el área de mayor exposición dentro de 18 meses.
"¿Quién sabe de dónde podría venir el próximo coronavirus?", dijo Jeff Baxter, presidente y director ejecutivo de VBI. "Nuestra vacuna tiene una aplicación más amplia que solo COVID-19".
La favorita en los Estados Unidos también proviene de una compañía con sede en Cambridge: Moderna Therapeutics, que ha iniciado un ensayo de fase I con 45 voluntarios adultos en el Kaiser Permanente Washington Health Research Institute, Seattle. La empresa pretende producir una vacuna ya en otoño del 2020 para los trabajadores en el área de mayor exposición.
Otra vacuna en preparación, desarrollada en parte por un laboratorio en el Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston, acaba de recibir una inversión de más de 1 mil millones de dólares del gobierno federal y de Johnson & Johnson. Se espera que el producto esté disponible para uso de emergencia a principios del año que viene.
La empresa alemana CureVac, que también tiene oficinas en Boston, está trabajando en una vacuna, con el objetivo de comenzar los ensayos clínicos este verano.
Las vacunas del Beijing Institute of Biotech y de la Universidad de Oxford ya están haciendo ensayos en humanos.
A pesar de la urgente necesidad de tratamientos y vacunas, dijo Podolsky, es vital un enfoque cauteloso del desarrollo. En el pasado hubo casos en los que el desarrollo de vacunas salió mal. Por ejemplo, dijo, la vacuna contra la fiebre amarilla administrada a casi todas las tropas estadounidenses y aliadas estaba contaminada con hepatitis. Como resultado, se enfermaron más de 330,000 personas.
Sin embargo, dijo, se han hecho grandes avances en tecnología e investigación incluso desde la pandemia de H1N1 de 2009.
"Pasar de no tener nada a una vacuna lleva mucho tiempo", dijo Podolsky. "Pero el punto en el que nos encontramos en nuestra capacidad es muy diferente al de décadas anteriores".
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FOTO DEL Dr. SCOTT PODOLSKY TOMADA POR FAITH NINIVAGGI