19 de mayo de 2020
"No se parecía a la gripe ni a ninguna otra afección que hubiera tenido"
Mientras los estados inician la reapertura y los funcionarios de la salud pública comienzan a hacer planificaciones para el otoño y el inicio de la temporada de gripe, los científicos continúan obteniendo datos sobre las semejanzas entre el COVID-19 y la influenza estacional más común, además de analizar qué hace al primero más peligroso.
"Ambos virus se adhieren a las células de las vías respiratorias, por lo que pueden ingresar al organismo y hacer mucho daño", explica el Dr. Craig M. Lilly, especialista en cuidados intensivos del UMass Memorial Health Care. "Las principales diferencias a nivel clínico surgen de que este coronavirus en particular es desconocido. Es decir, ningún ser humano en la historia de la humanidad había estado expuesto a este virus, ni a ningún otro similar, hasta donde sabemos".
En otras palabras, aunque algunos de los síntomas pueden ser similares, por ejemplo, fiebre, tos, dolores corporales y fatiga, existe una importante diferencia: aún no sabemos cómo combatir el COVID-19.
Puesto que la gripe está entre nosotros desde hace varios siglos, tenemos herramientas para mantener los índices de mortalidad al mínimo: vacunas, antivirales e incluso la inmunidad de cada persona, han surgido en respuesta a la pandemia de la gripe a través del tiempo.
La falta de recursos para combatir el COVID-19 se evidencia en el número de muertes reportadas. Al 19 de mayo, se llevan registradas más de 90,000 muertes en Estados Unidos por el coronavirus, ocurridas durante las 16 semanas que pasaron desde que el virus atacó al país en enero; en contraste, la gripe causa, en promedio, entre 12,000 y 62,000 muertes en EE. UU. durante la temporada de 30 semanas en que se manifiesta cada año.
Comparar los índices de mortalidad de ambos virus es complicado dada la cantidad de factores de incidencia, entre ellos, el acceso a una buena atención médica. Pero hasta el momento, los datos indican que el índice de mortalidad por COVID-19 es unas 10 veces mayor que el mismo índice por gripe estacional, el cual es de aproximadamente 0.1 %.
Puesto que hemos estado expuestos a virus como el de la gripe, nuestro sistema inmunitario puede defenderse, incluso si se trata de una cepa diferente de las que normalmente enfrentamos", dice Lilly. "Con el nuevo coronavirus, en cambio, hemos visto que el sistema inmunológico de las personas colapsa.
Aunque tanto el COVID-19 como la gripe pueden transmitirse a través de las gotículas que se expulsan al toser, estornudar o hablar, los médicos creen que el coronavirus también puede propagarse por el aire. Esto significa que las gotículas despedidas por la persona infectada pueden permanecer en el aire y contagiar a otros, incluso después de que la persona infectada se ha ido. En promedio, una persona con COVID-19 puede contagiar a más personas que una persona con gripe.
El virus es engañoso y, en el caso de muchas personas, difícil de detectar sin una prueba, por lo que los pacientes asintomáticos pueden propagarlo involuntariamente, dice el Dr. Jamie Colbert, internista del Newton Wellesley Hospital y director médico sénior de Blue Cross.
"Entre un 25 % y un 40 % de los casos de contagio por COVID-19 aproximadamente se dan en pacientes asintomáticos o con síntomas muy leves", explica. "Esto difiere enormemente de lo que ocurre con la gripe y contribuye a la transmisión de la enfermedad".
Además, incluso en el caso de quienes sí desarrollan síntomas, esos síntomas se manifiestan más adelante, lo cual favorece la propagación del virus.
"El COVID-19 parece tener un período de incubación más largo, normalmente de entre 4 y 7 días desde la exposición hasta la manifestación de los síntomas, en comparación con el período de 2 a 3 días de la gripe", dice Colbert. "Esto hace que una persona que estuvo expuesta al COVID tenga más tiempo de propagar el virus antes de percatarse de que está enferma y cuarentenarse.
Además, el COVID-19 también parece derivar en un índice más alto de casos graves en comparación con la gripe. Según la Organización Mundial de la Salud, los datos indican que el 80 % de las infecciones por coronavirus son leves o asintomáticas, el 15 % son graves y requieren de oxígeno y el 5 % son infecciones críticas, que exigen ventilación. La gripe, por el contrario, provoca un estado grave en aproximadamente un .4 % de los pacientes.
También se observa una decadencia extremadamente veloz en algunos pacientes con COVID-19, dice Lilly, mucho más repentina que en los pacientes con gripe.
Casey Henshaw, una joven de 25 años de Gainesville, Florida, sabe por experiencia propia la rapidez con la que el COVID-19 puede pasar de leve a grave.
Lo que comenzó como un dolor de garganta el 19 de marzo, rápidamente se convirtió en un intenso dolor en el pecho y la espalda. Tenía neumonía bilateral, por lo que debió permanecer hospitalizada durante tres días.
Inicialmente, me dijeron que al ser joven y saludable, seguramente dejaría de tener síntomas en pocos días. Pero repentinamente, empecé a sentirme mucho peor. No se parecía a la gripe ni a ninguna otra afección que hubiera tenido.
Casey Henshaw
Nunca había desmejorado tan rápidamente, y nunca había sido incapaz de respirar.
Por suerte, Henshaw se recuperó satisfactoriamente. Pero hace hincapié en la importancia de contactar a un médico si aparecen síntomas.
"Si se contagian, con algo de suerte, vivirán algo parecido a una gripe, pero podría llegar a agravarse mucho", dice.
Se desconoce si el hecho de contagiarse de COVID-19 garantiza inmunidad a futuro.
"La gripe tiene muchos subtipos diferentes y la gripe estacional varía levemente de año a año. Esto significa que el contagio de gripe de un determinado año no protege, necesariamente, del contagio en años subsiguientes", dice Colbert. "Puesto que el COVID-19 es un virus desconocido, aún no sabemos si el hecho de contagiarse ahora se traducirá en protección para el futuro".
Aunque no hay manera de evitar o tratar el COVID-19, los investigadores de todo el mundo están trabajando para desarrollar medicamentos y vacunas. Varios medicamentos están siendo probados en ensayos clínicos en China y al menos 70 vacunas potenciales se están desarrollando en el Reino Unido, los Estados Unidos y China.
El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, calcula que habrá una vacuna disponible dentro de 12 a 18 meses. La Administración de Alimentos y Medicamentos está trabajando junto a los investigadores para identificar la manera más rápida de descubrir e implementar una solución, acortar los períodos de los ensayos e incrementar la comunicación entre el gobierno y los científicos.
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FOTO DEL DR. JAMIE COLBERT POR MICHAEL GRIMMETT