16 de mar. de 2023
Cuando el racismo es la emergencia médica
Coverage se enorgullece de publicar columnas con perspectivas importantes de las mujeres médicas negras que pertenecen a la red Diva Docs del área metropolitana de Boston. Hoy, la Dra. Vonzella Bryant, médica del servicio de urgencias del Boston Medical Center, comparte su opinión con la Dra. Philomena Asante, líder de Diva Docs Boston y creadora de la serie Diva Docs para Coverage.
Vengo de una familia de ayudantes y docentes.
Mi madre, contadora pública, y mi padre, profesor de secundaria y entrenador, siempre estuvieron activos en el servicio comunitario. Encarnan todo lo que me hizo querer ser médico, donde siento que mi trabajo es enseñar y ayudar.
Como siempre me gustó la ciencia, fui a Xavier University, una universidad históricamente negra con un orgulloso legado de producción de médicos negros, y luego a la Universidad de Pensilvania para estudiar medicina.
Cuando hice mi rotación a servicios médicos de emergencia, me enamoré de la sala de emergencia. Tengo la oportunidad de atender a diferentes tipos de pacientes con diferentes tipos de afecciones, incluyendo pacientes en estado crítico. Sé cómo detener la hemorragia. Sé cómo colocar una intravenosa. Si alguien tiene una lesión en el pecho que requiere una sonda pleural, sé cómo hacerlo. Puedo evaluar el dolor de pecho y asegurarme de que no se trata de un ataque cardíaco, un coágulo o una disección aórtica. Puedo asegurarme de que esa debilidad no es un accidente cerebrovascular ni una cetoacidosis diabética. Puedo determinar si el dolor de barriga es una apendicitis o una diverticulitis rota. Puedo intubar a un paciente con neumonía que necesita oxígeno.
Me encanta trabajar en el Boston Medical Center sobre todo porque es un hospital de la red de seguridad, lo que significa que aceptamos a todo el mundo. Nuestro lema es "atención excepcional sin excepción".
Nuestra población de pacientes es diversa: algunos no tienen hogar, muchos son de bajos ingresos y el 70% son pacientes negros o hispanos.
Como dice mi colega, la Dra. Thea James, nuestra misión es ayudar a nuestros pacientes a prosperar en lugar de limitarse a sobrevivir.
Podemos conseguir que los pacientes se inscriban en la cobertura de atención médica. Podemos ayudarles a acceder a medicamentos de bajo costo o sin costo alguno. Tenemos una despensa de alimentos y una cocina de prueba para ayudar a los pacientes a aprender a comer de forma más saludable. Contamos con un programa de intervención de trauma para jóvenes. Estamos invirtiendo en un desarrollo de usos múltiples con viviendas para personas con bajos ingresos y una tienda de comestibles con alimentos saludables que contratará a personas de la comunidad.
Las consecuencias del racismo
Cada día veo el racismo sistémico en la raíz de los determinantes sociales de la salud. Por ejemplo, si su familia, como tantas otras a lo largo de nuestra historia, sufrió discriminación por "exclusión" y se le negó injustamente una hipoteca para una casa en un barrio con un buen sistema escolar, parques y tiendas de comestibles, eso puso en riesgo su salud: una educación deficiente puede significar la probabilidad de terminar en un trabajo mal pagado y más exigente físicamente y, si vive en un desierto alimentario sin acceso a frutas y verduras frescas, y cereales integrales, en una zona en la que no es seguro hacer ejercicio, tiene más riesgo de padecer diabetes, colesterol alto y estrés.
Si sus padres o abuelos fueron parte de la gigantesca ola de encarcelamiento masivo por delitos menores de drogas en los últimos 30 años, con efectos trágicos y desproporcionados en la comunidad negra, usted sufrió una pérdida que puede haberle puesto en mayor riesgo de trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad.
La desesperanza que inevitablemente deriva del racismo sistémico puede conducir a enfermedades mentales y al abuso de sustancias. Puede crear un círculo vicioso de trauma y automedicación.
Los efectos del racismo estructural han sido especialmente duros durante la pandemia de COVID-19. La raza no es un factor de riesgo pero el racismo que conforma nuestra sociedad, sí.
Hemos visto que los pacientes negros e hispanos llenan nuestra unidad de cuidados intensivos, como ha ocurrido en todo el país. Algunos padecen lo que se conoce como "comorbilidades", enfermedades como la diabetes que pueden derivar de la falta de una alimentación sana y de ejercicio, y que pueden hacer que el COVID-19 sea especialmente peligroso. Muchos son trabajadores de primera línea, trabajadores de supermercados y repartidores. No pudieron quedarse en casa a hacer su trabajo. Tuvieron que salir a trabajar para que todos los demás pudieran quedarse en casa, y eso los mató.
Como médica negra, no soy inmune al dolor del racismo. He tenido pacientes que suponen que soy del personal de enfermería técnica o tal vez alguien que va a llevarles comida o un vaso de agua. Vemos tan poca gente negra en este papel, que muchos médicos negros luchan contra el "síndrome del impostor" interiorizado, la sensación de que no podemos pertenecer, a pesar de nuestros años de formación, educación y experiencia. En mi doble función de médica tratante en sala de emergencia y de directora de formación universitaria, siempre tengo presente el escaso número de médicos académicos negros que hay. Los estudiantes de color necesitan vernos en estos roles, y también todos los demás estudiantes.
Disparidades en la sala de emergencia
En la sala de emergencia, sabemos que los estudios médicos han encontrado disparidades raciales en el tratamiento del dolor. También, los estudios han mostrado disparidades raciales en la atención cardiológica.
Además, sabemos que la falta de diversidad entre los médicos exacerba los prejuicios y genera ansiedad tanto en los pacientes como en los trabajadores de atención médica. He tenido que intervenir en ocasiones donde he visto que el personal quería llamar a seguridad por un paciente que simplemente gritaba; no representaba una amenaza, solo gritaba y era negro.
Como médicos, lo primero que debemos hacer es recopilar datos para encontrar las disparidades. El segundo paso es conocer nuestros prejuicios implícitos. Y el tercero, es estandarizar la atención para que la parcialidad deje de ser un factor.
Defenderse a sí mismo
Los pacientes también pueden defenderse a sí mismos en la sala de emergencia.
- En primer lugar, asegúrese de contar con un proveedor de atención primaria que pueda ayudarle a mantener, controlar y mejorar su salud de forma continua. No concurra a la sala de emergencia para recibir atención primaria. El departamento de emergencias es para las enfermedades graves y para las enfermedades o lesiones que ponen en peligro la vida. Si no está seguro de si debe acudir a la sala de emergencia, llame a su médico de atención primaria para que pueda evaluar sus síntomas o incluso concertar una visita urgente.
- En segundo lugar, tenga un "compañero de atención médica" al que pueda llamar desde la sala de emergencia para ayudarle a tomar nota de la información y las recomendaciones que reciba de los trabajadores de atención médica. Hoy en día, no puede llevar a nadie a la sala de emergencia, pero puede traer su teléfono.
- En tercer lugar, recuerde que, más procedimientos y más medicamentos no equivalen a una mejor atención. No es necesario hacer una tomografía cada vez que se cae y se golpea la cabeza. No necesita un antibiótico para cada dolor de garganta u oído.
- Hable. Si cree que sus síntomas empeoran, pida al personal de enfermería que controle nuevamente sus signos vitales. Y sepa que el personal de enfermería y sus médicos están haciendo lo mejor posible. Intente tratarlos con amabilidad y paciencia, incluso cuando las circunstancias sean confusas o sienta temor.
- Si tiene un ser querido de edad avanzada, hable sobre sus opciones para el final de la vida antes de que termine en una sala de emergencia. ¿Tiene orden de no reanimación? ¿Querría que le hagan compresiones torácicas? ¿Cuál es su preferencia?
El papel del centro de atención médica
Nuestros hospitales, escuelas y universidades tienen un papel que desempeñar en la diversificación de nuestras salas de emergencias. En primer lugar, como lo hace BMC, podemos ayudar a patrocinar un flujo de estudiantes diversos, a partir de la escuela secundaria o antes.
Podemos reconsiderar si los resultados de las pruebas proporcionan la mejor información sobre nuestros aspirantes de la facultad de medicina y si el proceso de evaluación es parcial. En nuestro programa de residencia, cambiamos nuestros criterios. Ponemos menos énfasis en los resultados de las pruebas y más en la pasión por trabajar en comunidades de pacientes vulnerables y marginados. Casi la mitad de nuestra clase este año son pasantes negros, un récord para nosotros.
En el ámbito académico podemos incorporar el estudio del racismo en nuestras facultades de medicina. Podemos incluir fotos diversas en nuestros libros de texto, que son vitales para aprender a diagnosticar a través del color de la piel.
El desarrollo del personal académico es importante. A menudo, a los médicos negros se les asigna el trabajo de "diversidad", que no es remunerado y no da lugar a ascensos. Se debe asegurar que los miembros negros del personal docente tengan tiempo para investigar.
Es hora de que nuestro país reconozca el racismo en la atención médica y reconozca sus profundas raíces. También es hora de que todos nosotros, como médicos y pacientes lo tengamos en cuenta.
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FOTOS DE FAITH NINIVAGGI