26 de febrero de 2021
Lo que la pandemia ha enseñado al planeta
En una serie de Coverage, un médico investiga las formas en las que la salud y la atención médica se ven afectadas por el cambio climático, y destaca las medidas relacionadas con el clima que las familias pueden tomar para que podamos ofrecer a nuestros hijos y seres queridos un mundo más saludable, justo y sustentable.
Un día del invierno pasado, me puse una mascarilla, guantes, bata y protector facial para examinar a una joven paciente que creíamos que podía tener una enfermedad nueva y todavía muy misteriosa.
Cuando puse mi estetoscopio en su pecho y escuché su corazón, me vino a la mente una lección que aprendí hace tiempo: el bienestar de nuestra propia especie depende de aquellos con los que compartimos este planeta. Al examinarla, me conectaba con un animal, probablemente un murciélago, en algún lugar del otro lado del mundo. Ese momento me reafirmó los lazos que nos unen a todas las demás formas de vida con las que compartimos el planeta.
La naturaleza es importante para nuestra salud de muchas maneras. Ha proporcionado muchos de los medicamentos de los que dependo para tratar enfermedades, especialmente los antibióticos utilizados para tratar infecciones. El agua que bebo en Boston está purificada en gran medida por los bosques, y el aire que respiro es más limpio gracias a los árboles y las plantas.
Mi esperanza, a medida que avanzamos en el 2do año de esta pandemia, es que aprendamos del COVID algo más que cómo desarrollar mejores vacunas y pruebas de diagnóstico. Espero que aprendamos que necesitamos reevaluar nuestra relación con el planeta, especialmente ahora que los beneficios de la protección de la naturaleza y los riesgos desiguales de la crisis climática son cada vez más claros.
Pequeños pasos, grandes beneficios
Tomemos como ejemplo la obesidad. La obesidad era un problema inusual cuando entré a la facultad de medicina, pero hoy el 40 % de los estadounidenses son obesos. La obesidad aumenta los riesgos de padecer diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer e incrementa las probabilidades de morir por COVID. También es más frecuente en personas de hogares con bajos ingresos que carecen de acceso a alimentos saludables y de oportunidades para hacer ejercicio.
Esta tendencia se ha visto impulsada en parte por el hecho de que los alimentos poco saludables son baratos para los consumidores y los saludables, como las frutas y las verduras, son más caros. Podemos ayudar a cambiar esta realidad, por ejemplo, involucrándonos con organizaciones que abogan por subsidios para los alimentos cultivados localmente, que son mejores para nuestro planeta y para nuestro cuerpo.
También podemos apoyar nuestra salud y el medio ambiente abogando por un mejor acceso al transporte público y activo, especialmente en los barrios de bajos recursos. El transporte público ofrece una doble ventaja: ir caminando hacia una estación de autobús o de metro puede proporcionar un ejercicio diario, a diferencia de estar sentado en un auto. Y cuanto más aumentemos los viajes en metro y autobús, más disminuiremos la contaminación atmosférica asociada a muertes prematuras, ataques cardíacos, derrames cerebrales, cáncer de pulmón y, como hemos comprobado este año, mayor riesgo de padecer con más gravedad la enfermedad de COVID. Las comunidades con mayoría de negros e hispanos en Estados Unidos suelen respirar peor aire en gran parte porque tienen más probabilidades de vivir a favor del viento del tráfico vial, debido a una larga historia de políticas discriminatorias como la segregación.
Aunque los efectos nocivos para la salud provocados por el cambio climático se acumulan durante décadas, los cambios que hacemos a nivel personal pueden tener beneficios inmediatos.
Desde el momento en que comenzamos a caminar más y a trasladarnos menos en auto, nos sentimos mejor.
Abordar la crisis de salud mental
Uno de los efectos más sorprendentes de la pandemia ha sido el costo que ha supuesto para la salud mental y cómo esto habla de la necesidad de un cambio fundamental en la forma en que proporcionamos la atención a la salud mental en este país.
Este año hemos visto cifras récord de niños con crisis de salud mental. Se ha puesto de manifiesto un aumento de la ansiedad, la depresión y el suicidio entre los adolescentes y los adultos jóvenes, especialmente entre los estadounidenses de raza negra y los hispanos.
Los niños de familias con bajos recursos tienen más probabilidades de sufrir vulnerabilidad social real, más probabilidades de tener problemas de salud mental y menos posibilidades de tener acceso a los servicios. Si no tratamos eficazmente los problemas de salud mental a los que se enfrentan, cuando se conviertan en adultos, necesitarán con frecuencia más atención médica. No proporcionar una atención en salud mental adecuada es una forma de asegurarse de que los gastos de atención médica sigan aumentando.
Este es otro ejemplo de un problema de fondo que se ha agravado mucho por la pandemia y la crisis climática. Los incendios forestales, las inundaciones y las sequías, así como otros fenómenos meteorológicos extremos, han provocado traumas, especialmente en los niños. Los cuidadores y los líderes en el ámbito de la salud deben hacer más para mejorar el acceso a la atención de salud mental, reforzar el apoyo a los médicos de salud mental y adoptar tecnologías como la telesalud.
Lecciones difíciles
La pandemia ha sido una enorme prueba de estrés para nuestra sociedad. Nos ha mostrado lo entrelazadas que están nuestras vidas con las de otras especies. Nos ha enseñado lo rápido que puede ponerse de rodillas nuestro sistema de atención médica. Ha puesto de manifiesto las trágicas consecuencias del racismo en la disparidad en el número de muertos para los estadounidenses negros e hispanos. Y hemos visto cómo nuestros niños han soportado tremendas cargas mientras la enfermedad asolaba sus comunidades.
Debemos aprender de estas lecciones abordando la doble amenaza de la pandemia y la crisis climática. La protección de la naturaleza, la reducción de la deforestación y la transformación de nuestros sistemas de salud y transporte ayudarán simultáneamente a proteger nuestra salud, y la de nuestros hijos, al hacer que los alimentos nutritivos sean más accesibles, limpiar el aire y facilitar la actividad de las personas.
Podemos aprovechar esta oportunidad para reimaginar la forma en que brindamos atención.
Podemos trazar un nuevo camino, más saludable, más justo y sostenible.
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El Dr. Aaron Bernstein fue entrevistado por
El Dr. Aaron Bernstein es codirector del Centro del Clima, la Salud y el Medioambiente Global de Harvard T.H. Chan School of Public Health (Harvard Chan C-CHANGE) y pediatra en el Boston Children's Hospital.
FOTO DEL DR. AARON BERNSTEIN POR JOHN WILCOX