1 de diciembre de 2019
Consejos de salud ante el cambio climático
Recuerdo al primer paciente que traté como pediatra. Era un niño, tal vez de 5 o 6 años, que necesitaba antibióticos por vía intravenosa para tratar una infección cutánea de rutina. Diez años después, lo que más me quedó grabado de este niño y su enfermedad es que mejoró. Estaba asombrado de que tantas cosas hubieran salido bien: hicimos el diagnóstico correcto; teníamos a mano el medicamento adecuado para tratarlo; el medicamento se administró correctamente y con prontitud, y, por supuesto, la medicina curó la enfermedad.
Lo que aprendí en la última década es que cada vez es más difícil contar con todo lo necesario para que la atención funcione bien. Una gran cantidad de desafíos han puesto en riesgo mi capacidad para hacer mi trabajo como médico, y al principio de esa lista está el cambio climático. Este es el motivo.
El cambio climático dificulta que las personas conserven su salud.
La contaminación provocada por el carbono ha hecho que el calor extremo sea más común y severo en todo el país, pero pocos proveedores médicos conocen en profundidad las enfermedades relacionadas con el calor. Los hallazgos científicos más recientes sugieren que el calor extremo puede provocar mortinatos, suicidios y ataques de asma, entre otros efectos, y es sumamente peligroso para las personas con afecciones crónicas como diabetes, insuficiencia cardíaca y enfermedad renal, afecciones que afectan a más de 1 de cada 10 estadounidenses.
Cada vez más personas viven con olas de calor episódicas que no tienen precedente en sus vidas (una sola ola de calor en julio de 2019, el mes más caluroso jamás registrado, hizo que casi la mitad de los estadounidenses soportaran temperaturas superiores a los 95 grados) y podrían no reconocer estos riesgos para la salud. Es posible que sus proveedores de atención médica tampoco lo hagan, especialmente cuando se trata de recetar medicamentos como diuréticos, antihipertensivos e inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina que pueden ser más riesgosos cuando se toman con temperaturas más altas. Más allá del calor, el cambio climático pone en riesgo la salud de muchas otras maneras: al propagar infecciones, limitar la disponibilidad de alimentos y hacerlos menos nutritivos, y al contaminar nuestro aire y agua, entre otras.
El cambio climático también hace más difícil que los proveedores médicos podamos hacer nuestro trabajo.
La tendencia de la especialización de los médicos y la atención de alta tecnología ha mejorado la atención médica de muchas maneras, pero también nos ha hecho más vulnerables a sorpresas desagradables. Pensemos en los cortes de energía eléctrica, por ejemplo. Los eventos climáticos extremos, incluidas las tormentas de gran intensidad y las olas de calor, se han vuelto más peligrosos y frecuentes con el cambio climático, y estos desastres han causado más cortes de energía eléctrica en los Estados Unidos durante los últimos 15 años que cualquier otro factor. Los hospitales y clínicas utilizan generadores de respaldo durante los apagones, pero atender a los pacientes en un hospital que funciona con energía de respaldo, que a veces falla, está lejos de ser una rutina. La atención de los pacientes puede ralentizarse o ser más propensa a errores, en especial cuando depende de proveedores altamente especializados que necesitan dispositivos de alta tecnología.
Incluso la atención de baja tecnología es vulnerable al clima extremo. En el otoño de 2017, el huracán María destrozó todo Puerto Rico así como la fábrica que suministraba la mayor parte de las bolsas de fluidos intravenosos de pequeño volumen a los EE. UU. continentales. La consiguiente escasez de fluidos intravenosos y bolsas intravenosas, que son la base de la atención médica, hizo que la mayoría de los hospitales y clínicas de todo el país tuviera que esforzarse por descubrir cómo racionar los fluidos y administrar los medicamentos. El huracán María dejó una cosa totalmente clara: el clima extremo provocado por el cambio climático puede ser importante para la prestación de servicios médicos lejos del lugar donde ocurre el desastre.
Debemos combatir la contaminación provocada por el carbono porque protege nuestra capacidad de brindar atención a quienes la necesitan. Pero también debemos tomar medidas climáticas porque pueden mejorar de inmediato la salud de todos, especialmente de aquellos que ya están en riesgo. Hacer que más personas caminen, anden en bicicleta y usen el transporte público de manera segura hacia y desde la escuela y el trabajo, por ejemplo, significa menos contaminación por carbono, menos contaminación tradicional del aire como el ozono y el material particulado, y más actividad física, la cual puede reducir las tasas de obesidad, diabetes y asma y mejorar la salud mental (vea ejemplos aquí y aquí). Los principales beneficios para la salud se obtienen con la generación de electricidad a partir de fuentes más limpias, como las energías renovables (vea ejemplos aquí y aquí). Dado que se sabe que la contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles daña desproporcionadamente a los vecindarios con una alta población de afroamericanos y latinos, limitar la dependencia de los combustibles fósiles puede reducir las desigualdades en la salud que son consecuencia de que estas comunidades respiren aire más sucio.
Poco después de convertirme en pediatra, me di cuenta de que tenía que trabajar en el cambio climático si quería alcanzar la meta que me había puesto: proteger la salud de los niños. Aun si todo sale bien en el hospital, ninguna de las recetas que ofrezco puede proteger a los niños del cambio climático. Por eso, en el Center for Climate, Health, and the Global Environment, conocido como Harvard C-Change, de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, tratamos de ayudar a las familias, los proveedores médicos y los legisladores a comprender mejor la conexión entre el clima y la salud que nos conducirá a un futuro más saludable. No podremos completar nuestra tarea sin el compromiso y la acción de todos, así que únase a nosotros en esta lucha y siga esta serie para aprender cómo puede tomar medidas en su vida diaria para mejorar la salud a través de acciones climáticas.
El Dr. Aaron Bernstein es codirector del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard (Harvard Chan C-CHANGE) y es pediatra en el Boston Children's Hospital. El 15 de abril, para conmemorar el 50.° aniversario del Día de la Tierra y prepararse para los próximos 50 años, el centro organizará un simposio de medio día en el que abordará los graves efectos de la crisis climática en la salud pública y presentará a líderes que están impulsando el movimiento para un mundo más saludable. Visite el sitio web del centro para obtener más información.