8 de diciembre de 2020
"El virus es totalmente real"
A mediados de marzo, Bob Bridge se enfermó y pensó que era un virus estomacal.
Después de "vomitar por dos semanas seguidas", tener fiebre baja y "tener problemas para dormir" como si fuera décadas mayor, este residente de Indiana de 50 años y miembro de Blue Cross Blue Shield of Massachusetts llamó a su médico, quien le dijo que acudiera a la sala de emergencias para que le dieran fluidos por vía intravenosa para evitar deshidratarse. "Me dolía tanto el estómago que era como si hubiese estado haciendo 10,000 abdominales al día", recuerda.
Bridge recibió fluidos y los médicos de la sala de emergencias lo enviaron a casa. No le hicieron una prueba de COVID porque no tenía síntomas que correspondieran al perfil de la enfermedad en ese momento.
Pero cuatro días después, Bridge recuerda, se sintió tan terrible que volvió a la sala de emergencias donde permaneció por tres días. Con una radiografía de pecho detectaron neumonía en su pulmón derecho, y esta vez, los médicos le hicieron la prueba de COVID. El resultado fue positivo.
"Era como estar en una película sobre bioterrorismo", cuenta Bridge sobre su segunda estancia en el hospital. "Los enfermeros se ponían la bata antes de entrar a mi habitación y usaban EPP" de pies a cabeza.
Una vez que le dieron de alta, Bridge hizo cuarentena en casa por 14 días. Su esposa, a la que no le permitieron acompañarlo en el hospital, tuvo fiebre y empezó a tener síntomas respiratorios que le duraron dos semanas. No se hizo la prueba de COVID, pero la pareja cree que también lo tuvo.
Hasta hoy, Bridge todavía no sabe dónde contrajo el virus. "Había estado viajando mucho a principio de año", cuenta. "Pero ninguna de las otras personas que viajaron o se reunieron conmigo se enfermaron".
Gratitud por quienes lo cuidaron
Meses después de su dura experiencia, Bridge cuenta que está inmensamente agradecido por la atención que recibió mientras estaba en el hospital: "La calidad de atención que recibí fue fantástica. En ese momento realmente no sabíamos con qué estábamos lidiando, y los médicos y enfermeros no conocían los riesgos a los que se estaban enfrentando. Estaban justo en el medio de todo".
Bridge cuenta que recibió una factura por unos cuantos cientos de dólares por su estancia en el hospital y pensó: "Por una estancia en el hospital, no está tan mal. Debería agradecer a Dios que tengo seguro de salud".
Luego, en agosto, recibió una llamada de Rachel McCormack de Blue Cross Blue Shield of Massachusetts. "Pensé: 'Bien, les debo más dinero', pero en cambio, Rachel me dijo que me iban a devolver el dinero" porque Blue Cross está cubriendo todas las pruebas y tratamientos relacionados con el COVID.
Bridge no podía creer su buena suerte. "Me reí", recuerda. "Le dije: "Yo esperando que me diga que les debo dinero ¡y usted me está diciendo que me van a enviar un cheque!".
La perspectiva de un paciente
Si bien Bridge dice que ahora en general se siente como antes de la infección, sigue sintiendo que se queda sin aire y esta semana se hará una prueba de función pulmonar.
"El virus es totalmente real", dice Bridge al recordar su experiencia. Mientras tanto, los índices de infección siguen subiendo en todo el país y faltan meses para que las vacunas estén disponibles para el público en general.
"Debemos tomar las precauciones necesarias", agrega, y explica que él usa mascarilla cuando está en público, practica distanciamiento físico y tiene mucho cuidado al estar cerca de sus padres y sus suegros. "Tenemos que proteger a la gente que está en esa área de peligro, pero también tenemos que seguir con nuestra vida".
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"Este calvario sin duda renovó mis ganas de usar mascarilla y practicar el distanciamiento físico".
- Kristin Jahne
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