21 de abril de 2020
Las preguntas que están haciendo los empleadores sobre el COVID-19
El brote de COVID-19 es un reto sin precedentes para la salud pública que sorprendió al mundo sin estar preparado. Un período de incubación prolongado, combinado con el desconocimiento inicial de este virus nuevo y sus patrones de transmisión asintomática desencadenaron un aumento exponencial que la mayoría no podría haber previsto.
Los empleadores están intentando evaluar las posibles consecuencias del virus en el corto y largo plazos.
"Por ahora, con el apoyo de los programas del gobierno federal, el foco principal de la mayoría de los empleadores está puesto en mantener los puestos de trabajo, seguir ofreciendo beneficios a los empleados y conservar su solvencia", dice Scott Meehan, que tiene contacto regular con directivos de empresas por su cargo de vicepresidente de planes comerciales y minoristas de Medicare en Blue Cross Blue Shield of Massachusetts. "Para los empleadores, la preocupación acerca de la viabilidad financiera y cuánto puede durar es genuina al pensar en el futuro. Y sin dudas su incertidumbre tendrá un impacto que se sentirá en toda la industria".
Cuando los experos analizan las ramificaciones de la pandemia, evalúan cinco factores principales:
- El porcentaje de la población infectada, sintomática, que necesita atención
- El porcentaje de habitantes infectado que están hospitalizados
- La gravedad de los casos hospitalizados (UCI u otra área)
- La duración del brote
- Limitaciones en la capacidad de los sistemas de proveedores
Los profesionales de la salud destacan que las medidas de distanciamiento social —cerrar escuelas, negocios, respetar la indicación de quedarse en casa— tienen un impacto enorme en la prevalencia, gravedad y duración.
"Lo más importante es recordar que este virus es resiliente y tiene la capacidad de transmitirse incluso a través de quienes ni siquiera saben que podrían estar infectados, o a través de quienes tienen síntomas leves", dice la Dra. Katherine Dallow, vicepresidenta y directora médica de Programas y estrategia clínica de Blue Cross. "Como sociedad debemos seguir adoptando normas estrictas de distanciamiento físico y hacer nuestra parte si deseamos aplanar esta curva y reducir la presión sobre el sistema de salud y nuestra sociedad en un futuro cercano".
Para ayudar a abordar las limitaciones de los hospitales y personal de salud, Blue Cross y otras aseguradoras están bonificando los costos de bolsillo por servicios de telesalud mientras dure el estado de emergencia, lo que resultó en un pico gigante en su utilización por parte de pacientes que no tienen COVID-19, lo que alivió la carga sobre el sistema de salud. Según un informe de Blue Cross, se presentaron 250,000 reclamaciones por servicios de telesalud entre el 16 de marzo y el 13 de abril de este año, un aumento enorme en relación con el promedio mensual de 3,500 reclamaciones por este tipo de servicio.
El servicio de telesalud es un recurso crítico que permite a los profesionales médicos seguir atendiendo a sus pacientes, y además está contribuyendo a limitar la propagación de los contagios, porque la gente no acude a las salas de emergencia ni a los consultorios médicos excepto que sea estrictamente necesario",
dice Andrew Dreyfus, presidente y director ejecutivo de Blue Cross.
Darles a los pacientes acceso a herramientas digitales, como aplicaciones para controlar la diabetes y medidores digitales de la presión arterial, también puede ayudar a garantizar que se siga ofreciendo la atención médica adecuada.
Los expertos en atención médica prevén un aumento en los costos hacia fines de 2020, en 2021 y quizá incluso en 2022, cuando los pacientes reanuden sus chequeos de rutina, pruebas de detección y cirugías electivas.
"Así como es muy difícil pronosticar cuáles serán los gastos asociados al COVID-19, es igual de difícil estimar la magnitud de los cuidados que no tienen relación con el COVID-19 y que serán totalmente evitados, la magnitud de los servicios diferidos y el momento en el que se reanuden esos servicios diferidos", dice Michael Guerriere, vicepresidente de Negocios y análisis contable de Blue Cross.
Las aseguradoras están trabajando junto a los departamentos de salud pública estatales para coordinar la atención y planificar. Pondrán especial énfasis en considerar las variables financieras a medida que evoluciona el virus y la respuesta del público con el tiempo.
Blue Cross está trabajando al tope de su capacidad para procesar las reclamaciones del sistema de prestaciones de atención médica, dice Meehan. Solo en marzo, Blue Cross hizo pagos por casi $800 millones a médicos y hospitales, incluidas más de 50,000 reclamaciones nuevas por pruebas de detección y atención de pacientes con COVID-19, por un total aproximado de $10 millones.
"Queremos hacer todo lo posible para asistir a nuestros miembros, empleadores clientes y socios de salud en estas circunstancias extraordinarias", dice Dreyfus.
Es imposible saber cuánto durará esta pandemia, pero los expertos en economía y salud crren que enfrentaremos las repercusiones del COVID-19 durante muchos años.
"Usar modelos correctos, ser conservadores en términos financieros y tomar decisiones sensatas ayudará a los empleadores a mantener su solvencia durante estos tiempos de incertidumbre", dice Meehan, "y los médicos nos han dicho que el distanciamiento físico, las buenas prácticas de higiene y la paciencia serán nuestras mejores armas para desacelerar la propagación de este virus".
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