7 de agosto de 2019
Sobreponerse a un diagnóstico repentino de diabetes
El día de Año Nuevo del año pasado, Michael Grimm no entendía qué estaba sucediendo. A este triatleta de 29 años de edad y residente de Augusta, GA lo hospitalizaron por fatiga y pérdida de peso inexplicable después de que había bajado 25 libras en cinco semanas. Apenas podía mantenerse de pie erguido.
Cuando el médico le dijo a Grimm que tenía diabetes tipo 1, quedó estupefacto. Habiendo trabajado en ventas médicas para una compañía de Massachusetts, Grimm había visto los efectos de la diabetes pero nunca pensó que él tendría la afección. Después de todo, se alimentaba bien y hacía ejercicio.
Necesitaba respuestas e información.
"Me fui del hospital sin ningún tipo de información y asustado de que no podría vivir una vida con diabetes", cuenta Grimm.
Unos días después de que le dieron el alta, Grimm recibió una llamada de Milly Hawke, administradora de casos de enfermería de Blue Cross, que lo tomó por sorpresa. Como parte de su trabajo, Hawke, una enfermera certificada especializada en educación sobre diabetes, hace un seguimiento con miembros como Grimm para asegurarse de que comprenden su diagnóstico y la mejor forma de mantener su afección bajo control después de que les han dado de alta en el hospital. Grimm más tarde diría que atender esa primera llamada fue la mejor decisión que ha tomado desde que se enfermó.
Durante los siguientes dos meses, Grimm habló con Hawke y la dietista de Blue Cross, Nancy Dowling, nueve veces y las mismas le disiparon todas sus dudas, entre ellas la diferencia entre diabetes tipo 1 y tipo 2, las señales de un nivel de azúcar en sangre alto o bajo, los mejores alimentos para controlar esta afección, y recursos locales en Georgia.
En una nota de agradecimiento que Grimm escribió la primavera pasada, dijo que está inmensamente agradecido por la ayuda que recibió de parte de Hawke y Dowling.
"Sé que nunca podré expresar lo agradecido que me siento por el tiempo, paciencia, educación, conocimiento y atención en general que Nancy y Mildred demostraron estos últimos dos meses", escribió. "¡Han sido maravillosas! Me conecté mejor con ellas por teléfono que lo que lo hice en persona con el personal del hospital. Gracias a ellas considero que soy la misma persona que he sido siempre. Sí, tengo diabetes tipo 1, pero también tengo cabello y ojos marrones. Me queda un largo camino por recorrer con diabetes tipo 1, de hecho toda una vida, pero si me cruzo con gente como estas dos mujeres, sé que puedo vivir una vida al máximo. ¡Gracias a Nancy, Mildred y al resto del equipo de Servicios de Información sobre Diabetes de Blue Cross Blue Shield!"
Un año después de su hospitalización, Grimm dice que "hizo las paces con la diabetes". Sigue haciendo ejercicio y en vez de comer algún menú de comida rápida en el almuerzo ocasionalmente, elige una ensalada de col rizada. "Me siento más animado con cada día que pasa".
Además cuenta que su experiencia le enseñó una lección importante: "Si hay un consejo que puedo dar es que no hay que temer a hablar con gente que puede ayudarte".