24 de oct. de 2019
"Nuestro futuro necesita nutrirse"
A las 7:30 de la mañana del viernes, el nivel de energía en el aula de segundo grado de Juliana Calory es alto. Dos docenas de niños charlan ruidosamente en la acogedora sala con sus paredes cubiertas de mapas del mundo y diagramas de árbol con los sonidos de las vocales.
Cuesta imaginar que esta clase dinámica se agote. Pero Calory conoce muy bien lo que puede suceder por la tarde si sus alumnos no reciben el sustento que necesitan antes de que comiencen las clases por la mañana.
"Al final del día, notamos que necesitan la energía para mantener el ritmo. Hay mucho aprendizaje, hacen muchas cosas y eso los cansa y les da sueño", dijo Calory.
Darles el desayuno a los niños que quizás no lo tengan en casa ha sido una inquietud constante para los funcionarios estatales y locales que utilizan fondos federales y recurren a agencias privadas para asegurarse de que los alumnos tengan para comer. Eso significa no solo suministrar comida, sino asegurarse de que los niños coman.
La organización sin fines de lucro Project Bread trabaja con el Departamento de Educación Primaria y Secundaria de Massachusetts para aumentar la participación en los desayunos escolares. Entre sus tácticas figuran hacer que el desayuno forme parte del día escolar para todos los alumnos con el fin de reducir el estigma potencial para quienes califican para recibir comidas gratuitas o a menor precio.
El programa Breakfast After The Bell en el aula de Calory y el resto de la escuela Frost Elementary se enfoca en la alimentación comunitaria en un entorno consistente y acogedor.
En sociedad con Blue Cross Blue Shield of Massachusetts, Project Bread también ha financiado subvenciones para los distritos escolares con el objeto de implementar cambios a gran escala en sus programas de desayuno y para los líderes docentes que trabajan para ampliar el acceso a los desayunos escolares, como la colega de Calory, Sarah Cordero, educadora de Lawrence.
"A veces damos por sentado que todos los niños empiezan su día con un desayuno saludable y ese no es el caso. El problema de la inseguridad alimentaria es muy real", afirmó Jay McQuaide, vicepresidente sénior de Ciudadanía y Comunicaciones Corporativas de Blue Cross.
Cordero estuvo de acuerdo en que, antes de que puedan aprender en el aula y más allá, sus alumnos necesitan el "derecho humano vital" de tener suficiente para comer.
"Si queremos que la comunidad mejore y sea la mejor versión de sí misma, ¿cómo podemos esperar que los niños marquen una diferencia y cambien las cosas si están preocupados por llenar su estómago?", dijo Cordero.
"Nuestro futuro necesita nutrirse. Lo mínimo que podemos hacer es brindar el desayuno y el almuerzo".
"El hambre es un problema real y tangible en las aulas de todo Massachusetts", dijo Erin McAleer, presidenta de Project Bread. "Para nosotros era importante brindarles a los maestros las herramientas y el respaldo para abordar esto día a día mientras afrontamos las causas más sistémicas del hambre".
La despensa de una escuela secundaria marca la diferencia
Cordero utilizó su subvención para líderes docentes para crear la despensa "Helping Hands" en la escuela Lawrence International High School a la que los alumnos pueden acudir durante el día para asegurarse de tener qué comer.
Deliberadamente involucró a sus alumnos en la despensa desde el principio, al alentarlos a darle sugerencias sobre qué comida debía incluir en ella (aceptó el arroz, pero no el helado). También la ayudan constantemente a abastecer la despensa.
"Los alumnos actúan como embajadores. Son una enorme ayuda para organizar todo", comentó Cordero. "Que los alumnos asuman la responsabilidad es agradable porque reduce el estigma potencial".
Cordero dijo que este otoño la despensa ha sido un éxito.
"Cinco alumnos se acercaron a mí por la mañana y me dijeron que no habían desayunado en la prisa por llegar a clase", relató Cordero. "Esperaban que les dijera que era una pena, pero ahora puedo decirles que suban a la despensa".
La despensa Helping Hands también les permite a los alumnos llevar comida a casa los fines de semana si es necesario.
"Sé que para muchos alumnos el viernes supuestamente es un día divertido y emocionante, pero algunos le temen... quizás vayan a casa a pasar situaciones que no quieren o no tendrán comida durante los próximos dos días", dijo Cordero.
"La despensa es un lugar cálido de modo que no se sienten avergonzados y comparten el recurso con sus amigos. Los alumnos se sienten cómodos; brinda una sensación de comunidad y no se siente como una señal de advertencia que dice que están recibiendo ayuda".
Cordero dice que espera que su experiencia en la creación y gestión de la despensa pueda ser una hoja de ruta para otros educadores.
"No me había dado cuenta de cuánta comida puede comprarse con $1,000", dijo.
Qué dicen las investigaciones sobre el hambre en las aulas
En años de investigación, incluido un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se ha descubierto que el desayuno escolar tiene un efecto positivo en el comportamiento en el aula y el desempeño académico.
Los CDC señalan que múltiples estudios han descubierto lo siguiente:
- La participación en el programa de desayunos escolares del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos se asocia a aumento de las calificaciones académicas y los resultados de las pruebas estandarizadas, menor ausentismo y un mejor desempeño cognitivo (por ejemplo, habilidades de memoria más sólidas).
- Saltarse el desayuno se asocia a un menor desempeño cognitivo (por ejemplo, un nivel más bajo de estado de alerta, atención, memoria, procesamiento de visualizaciones complejas y resolución de problemas) entre los alumnos.
- Y el hambre por la ingesta insuficiente de alimentos se asocia a calificaciones más bajas, índices mayores de ausentismo, repetición de grado y la incapacidad de concentración entre los alumnos.
Muchos de esos estudios se centran en los alumnos de primaria, pero el hambre también afecta significativamente a los alumnos de Cordero.
"Si los niños no desayunan, tienen hambre y solo pueden concentrarse en eso".
"Los alumnos empiezan a mirar la hora a la espera del almuerzo", dijo Cordero. "Para algunos alumnos, es algo casi habitual: miran los 20 minutos que faltan y luego cada dos minutos. Les distrae tanto pensar en lo hambrientos que están que literalmente son incapaces de pensar en la asignación".
Los alumnos hambrientos también pueden afectar al resto de la clase, ya que requieren más atención de sus maestros y alteran el trabajo de los demás.
"En medio de la clase, algún niño baja la cabeza porque no logra concentrarse en la actividad. En ese momento en particular, ese alumno requiere mi atención", dijo Cordero. "Nos dedicamos mucho al aprendizaje colaborativo. Si hay un grupo de cuatro alumnos, todos tienen que participar de alguna forma. Si un alumno no puede contribuir porque tiene hambre, el resto del equipo tiene que hacerse cargo o terminar perdiendo".
Las barreras para el desayuno
En Massachuetts, más de 450,000 alumnos califican para recibir desayunos gratuitos o a menor precio, según estadísticas del Departamento de Educación Primaria y Secundaria, pero solo el 37 % realmente lo come.
A algunos alumnos los llevan demasiado tarde para el desayuno si se sirve antes de que comience la jornada escolar. Y otros pueden rehusarse a participar en un programa que los señala como receptores de ayuda, dijo McAleer. Es por eso que la agencia ha estado apoyando Breakfast After the Bell como una forma de hacer que la comida sea una cuestión de rutina al servirla a los alumnos una vez iniciado el día de escuela.
"Se ha demostrado que desayunar en la escuela tiene un impacto positivo en los resultados a largo plazo para la salud y la educación de los alumnos. La cantidad de alumnos que desayunan en la escuela aumenta drásticamente cuando se eliminan las barreras que existen en los programas tradicionales antes del horario escolar", explica McAleer. "Defendemos que el desayuno forme parte de la jornada escolar porque funciona y promueve una cultura en la que las comidas sean accesibles".
En ciertos distritos, incluidos Boston y Lawrence, hay desayunos gratuitos disponibles para todos los alumnos, más allá de sus ingresos. El año pasado, la participación en Lawrence fue de aproximadamente el 62 %.
Espacios seguros para comer
En el aula de Calory, Breakfast After the Bell equivale a una mesa repleta de bolsas de papel. Sus alumnos llegan, toman una bolsa cada uno y se sientan en otras mesas, en grupos de cuatro o cinco niños, para comer el desayuno del día con granola y yogur, manzanas deshidratadas y una taza con frutas. Nadie queda excluido.
La comida es saludable, pero también se conserva fácilmente; Calory guarda lo que no se come en el refrigerador para que los alumnos que tengan hambre durante el día disfruten de un refrigerio.
"Llegan aquí y las bolsas los están esperando. Tienen 15 minutos para la comida y saben que pueden hablar con sus compañeros, pero también tienen que comer. "Es una parte emocionante del día", dijo Calory a la vez que agregó que también facilita el resto de su jornada. "Me ayuda a hacer mi trabajo porque están más alertas, tienen más energía y se concentran mejor de modo que son más capaces de aprender".
Las comidas en clase son populares en las escuelas primarias, mientras que en las escuelas secundarias a menudo se utilizan carritos en los que los alumnos pueden recoger alimentos tales como frutas o pastelillos, y llevarlos al aula. Algunas cafeterías también sirven comidas calientes. Cordero dijo que introducir la idea a una edad temprana hace que los alumnos de secundaria (incluidos los nuevos inmigrantes) la adopten con mayor facilidad.
"Es algo excelente para establecer en la escuela primaria. Para los alumnos que permanezcan en el sistema no resultará nada extraño ni diferente y habrá suficientes de esos niños que les dirán a los recién llegados que esa es su costumbre mientras les ofrecen una manzana", dijo.
Cordero expresó que los desayunos comunitarios son una forma de que las escuelas creen conexiones con las familias de sus alumnos y también con las comunidades.
"Esta es una excelente manera de apoyar a nuestras familias de alumnos y además es una pieza fundamental del éxito académico", dijo. "Si apoyamos a las familias, es más probable que ellas nos apoyen cuando las necesitemos en una situación difícil".
FOTOS DE FAITH NINIVAGGI