24 de nov. de 2019
Un lazo fuerte como el hierro
Hace tres décadas, dos niños pequeños jugaban en las marismas salitrosas y los bosques de Newbury, Massachusetts, y forjaban una amistad que duraría para toda la vida.
Molly Foley y Matt O'Brien tomaron caminos muy diferentes al crecer; sin embargo, siempre se mantuvieron en contacto.
Él se convirtió en un obrero siderúrgico y se sumó a Local 7 en Boston. Ella se mudó a California para asistir a la universidad, luego volvió a mudarse a Massachusetts, donde trabajó como defensora y tuvo la dicha de formar una familia.
Pero surgió un problema. Una ecografía reveló que su primera bebé, Haven, nacería con medio corazón.
"Todos tenían miedo de que muriera", recuerda Molly. "Y sé que Matt también se asustó por mí cuando supo sobre mi situación".
"Cuando Molly me contó lo que estaba ocurriendo con Haven, me afectó mucho", contó Matt recientemente. "Es mi amiga y cuando me contó, pude percibir en su voz cómo se sentía".
Haven fue sometida a tres cirugías a corazón abierto antes de los 4 años, y estas cirugías reacondicionaron su pequeño cuerpo para que pudiera funcionar con un solo ventrículo.
Todas las cirugías se llevaron a cabo en el Boston Children's Hospital, que ofrece tecnología de punta, cirujanos de prestigio mundial y una atención solícita las veinticuatro horas del día. Le salvaron la vida.
Hoy, Haven tiene 9 años. Le encanta cantar, bailar y actuar, y hace poco participó en una producción de "Annie", de South Boston, donde cantó a voz en cuello "The sun will come out tomorrow".
"Somos los más suertudos entre los suertudos", dice Molly, que el año pasado coescribió con Andrew Dreyfus, director ejecutivo de Blue Cross Blue Shield of Massachusetts, un artículo de opinión sobre la historia de Haven. "Haven no necesitó un trasplante de corazón; las tres cirugías tuvieron el mejor resultado esperado y hoy en día, no tiene limitaciones, no necesita ni un marcapasos ni nada por el estilo".
Entretanto, el auge de la construcción en Boston ha mantenido ocupado a Matt.
Por estos días, él y su cuadrilla están trabajando en la expansión del Boston Children's Hospital. El nuevo edificio contará con más camas para los niños que las necesitan. Incluirá una unidad de cuidados intensivos neonatal, como aquellas en las que Haven estuvo hospitalizada cuando era una beba. Tendrá también un centro cardiológico y quirófanos, como aquellos en los que le salvaron la vida a Haven.
Matt solía observar las gigantescas vigas de hierro que soportarán el peso del edificio. Y en esos momentos, pensaba en su vieja amiga y en la hijita de ella.
«Un día me llamó y me dijo: "Oye, Mol, vamos a colocar algunas vigas y queremos dejar impresos allí los nombres de algunos niños. ¿Hay algún nombre que quieras que incluyamos?"» ,cuenta Molly.
Así que Molly le pasó algunos nombres, incluidos los de amigos de Haven con los que entabló una profunda relación durante el tiempo en que fue tratada en el hospital. Esos nombres, Haven, Ella, George y varios otros, están escritos con letras gigantes de colores brillantes en esa viga.
En otra viga figuran los nombres de los niños que fallecieron, a modo de conmemoración y para que sus almitas y su fortaleza sean parte de la estructura misma del nuevo edificio.
A medida que avanza la construcción del edificio, que continúa con la llegada del invierno, se van agregando los nombres de otros niños que han recibido tratamiento en el hospital. Algunos de ellos, como Haven, sienten una gran emoción por ser parte de la historia de un edificio que salvará la vida de muchos bebés y niños del mundo entero.
Matt dice que a veces, los ve en el jardín para niños de la terraza, saludando a los obreros mientras trabajan.
"Me emociona ver a los niños entusiasmados", dice Matt. "Esto es lo menos que puedo hacer".
Matt dice que su cuadrilla también se alegra de agregar los nombres de los niños a esas gigantescas vigas mientras trabajan, a una breve distancia del edificio en el que a diario, reciben tratamiento miles de niños.
"A todos les encanta trabajar en bien de los niños", dice. "Les gusta hacer felices a los niños. ¿A quién no? Especialmente, cuando se trata de niños en esa situación".
Es por eso que analiza cuidadosamente dónde escribe los nombres y prefiere esperar hasta que se coloque una viga en un área que esté bien a la vista, a fin de que los jóvenes pacientes que les saludan agitando sus manos puedan verla.
Y no se escatiman nombres. Molly ha entablado una amistad estrecha con muchas familias que han debido enfrentarse a la peor experiencia de un padre: la de sobrellevar la enfermedad de un hijo. A través de la organización Mended Little Hearts, ha brindado apoyo a familias de la localidad y también a quienes vienen de otros lugares y deben lidiar con las dificultades de trasladarse por Boston y pagar una estadía larga en una ciudad que no es la propia.
"Children's Hospital es un lugar muy importante para nosotros. Sea que debamos ir a una consulta o que estemos hospedándonos allí, las instalaciones del lugar son sumamente importantes para nosotros", dice Molly. "Algunos de nosotros hemos perdido a nuestros hijos en ese lugar, otros, hemos pasado interminables meses allí. Es por eso que tenemos una conexión muy estrecha con el edificio en sí mismo".
A Matt le ocurre lo mismo.
Trabajar con hierro no es algo sencillo. El esfuerzo físico que conlleva trabajar con acero de alta resistencia, a veces con temperaturas muy bajas o a punto de ebullición, puede causar estragos, especialmente después de más de 20 años de hacer este trabajo.
Cuando Matt comienza a trabajar en un nuevo edificio cuya estructura es casi enteramente de hierro, la cual constituye su base fundamental, no hay nada que lo diferencie de cualquier otro edificio en construcción.
En este caso, sin embargo, él y su cuadrilla saben que este proyecto es diferente por lo que la estructura albergará.
"Sabemos que será un lugar para un grupo de niños", explica. "Esto, sin duda alguna, es muy importante para mí".
Sabe que tanto él como su cuadrilla están construyendo algo que no solo permitirá conmemorar a quienes han pasado por el hospital a través de los años, sino que servirá para curar a infinidad de pacientes que seguirán llegando.
"El hecho de que esa enorme viga esté bien arriba, cerca del cielo, transmite algo especial", dice su amiga Molly. "Las cosas avanzan y los edificios se construyen y los niños siguen creciendo. E incluso aquellos que fallecieron seguirán por siempre en nuestra memoria".
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FOTOS DE FAITH NINIVAGGI