19 de julio de 2019
Glennon Doyle comparte cómo se convirtió en "guerrera"
Glennon Doyle es despiadadamente sincera. Es amable, inteligente, dulce y divertida. Cuando esta autora más vendida habla sobre adicción, enfermedad mental, racismo o crianza de niños en un mundo fuera de control, no sorprende que la gente ponga atención.
Una multitud de personas se reunió en Faneuil Hall en Boston durante el festival HUBweek, que se llevó a cabo este otoño, para escuchar a la autora de las autobiografías "Carry On Warrior" y "Love Warrior" relatar apasionadamente todo lo que vivió, desde su bulimia y alcoholismo, el matrimonio, la familia que formó y el divorcio que contó en un blog viral, hasta la organización benéfica sólida que inauguró para ayudar a mujeres y niños vulnerables.
"El incendio que arruinó mi vida es el que me convirtió en una apasionada activista", le contó a la multitud.
Esa pasión podía percibirse en el escenario, donde Doyle fue entrevistada por Abby Wambach, la dos veces ganadora de la medalla de oro olímpica, ganadora de la Copa Mundial Femenina de la FIFA y esposa de Doyle. El evento fue una de las actividades destacadas del festival de ideas.
Venerada por su candor al compartir su historia de vida con millones de seguidores en su comunidad virtual Momastery, Doyle habló abiertamente sobre la congoja y los éxitos que han marcado su vida.
Al analizar su propia enfermedad mental, Doyle recordó cómo se convirtió en bulímica a los 10 años. Al llegar al nivel sénior en la escuela secundaria, fue admitida en un hospital de salud mental.
Igual, continuó mostrando una fachada formidable. Poco tiempo después de haber recibido el alta de ese centro, fue elegida para integrar el cortejo de la reina del baile de su escuela secundaria.
"Me encantaba el hospital de salud mental", le contó a su público, "porque allí no tenía que fingir que estaba bien".
En su intento por lidiar con las presiones sociales luego de haberse ido del hospital, Doyle recurrió al alcohol.
"Yo era un canario en una mina de carbón. Le prestaba atención a lo que la sociedad decía de las niñas", dijo Doyle sobre su consumo de sustancias. "En una sociedad sumamente enferma, llena de racismo y misoginia y de tantos padecimientos, nosotros respiramos toda esa toxicidad (y) nos enfermamos más".
Hoy, dijo, es el rol de los padres enseñar a sus hijos cómo filtrar esos peligrosos mensajes de la sociedad, en especial el constante bombardeo de las publicidades en la televisión y en línea.
"Son muchos los mensajes que tratan de penetrar la mente de nuestros hijos", dijo. "Debemos concientizar a nuestros niños y niñas sobre las ideas tóxicas que se promocionan. No podemos limpiar al mundo de todos esos mensajes pero sí podemos alertar a nuestros hijos sobre ellos".
Doyle dijo que sigue sintiéndose "bajo constante amenaza" por las influencias externas pero ha encontrado algo de solaz en los grupos de recuperación "donde la gente dice la verdad". Es gracias a esos grupos que comenzó a escribir, dijo.
Sus experiencias la llevaron a descubrir Together Rising, la entidad sin fines de lucro que lleva recaudado $14 millones desde 2012.
La campaña Love Flash Mobs de la entidad benéfica fue todo un éxito, ya que logró recaudar dinero rápidamente a través de pequeñas donaciones; esa recaudación alcanzó millones que se destinaron a causas, incluyendo aquellas de defensas y representaciones legales para niños que fueron separados de sus familias en la frontera de EE. UU., además de ambulancias y un hospital pediátrico para los refugiados en Siria.
Siendo amables y empáticos, dijo Doyle a sus seguidores, es como otros pueden cambiar el mundo también.
"Mi labor es ayudar a las personas a convertir su dolor en acción y luego en un cambio", dijo en referencia a su vida actual. "Hago esto como un acto de gratitud hacia todos. Es la mejor medicina del mundo".