17 de julio de 2023
Cómo puede la curiosidad convertirle en alguien más saludable
¿Se ha preguntado alguna vez qué era una gota rara y desconocida en la encimera de su cocina? ¿La tocó? ¿la olió? ¿O la probó (esto es para los más valientes) para averiguar qué podía ser? Aunque no lo crea, eso le convierte en un científico.
Nunca me consideré una científica. Solía pensar que ese término estaba reservado para personas con un doctorado, que usaban batas blancas y manipulaban burbujeantes líquidos en tubos de ensayo. Yo sé que esas personas son remuneradas por llevar adelante experimentos y yo no, pero el término "científico" sigue perteneciéndonos.
La curiosidad es un componente de la ciencia y es una cualidad con la que todos venimos a este mundo. Al ser mamá de tres pequeños y energéticos niños, veo ejemplos de curiosidad todos los días. ¿Qué pasa si le pongo pegamento al gato? ¿Qué sensación me generará introducir este guisante en la nariz? ¿Qué ruido hará este juguete si lo arrojo por las escaleras? Este proceso inherente a la curiosidad, hacer preguntas, adivinar cuál podría ser la respuesta y luego hacer un experimento, es la base de la ciencia.
Me resulta fascinante ver a mis hijos interactuar con el mundo (aunque no siempre me gustan los experimentos que llevan a cabo, - déjame mostrarte lo que pasa si pones pintura en las paredes...). Mis hijos despertaron mi intriga respecto de la curiosidad en sí misma. Y descubrí que la curiosidad puede convertirnos en personas más saludables.
Antes de que salga corriendo a comprar una bata blanca, déjeme explicarle cómo aprovechar mejor este atributo inherente a cada persona.
Beneficios de la curiosidad
Lleva a tomar mejores decisiones
Cuando somos curiosos, adoptamos una conducta investigativa. Buscamos respuestas. Por ejemplo, cuando debo llevar mi auto al mecánico, dejo salir a la niña de 5 años que llevo dentro y me pregunto "¿por qué el auto hace ese ruido? ¿Cómo sé si es la correa del ventilador la que lo causa? ¿Podría ser otra cosa? ¿Qué podría pasar si no lo arreglo?" Podría adoptar una actitud más curiosa sobre las correas de ventiladores e investigar en línea para ver si yo puedo arreglar el problema. Esa curiosidad me ayuda a determinar el grado de confianza que deposito en el experto que me aconseja, me ayuda a comprender en mayor profundidad un determinado problema y me da la oportunidad de buscar mejores soluciones.
Esto es particularmente importante si estamos viendo información en Internet. La curiosidad nos ayuda a separar la realidad de la ficción. Los memes son geniales para despertar la curiosidad y obligarnos a poner en práctica la búsqueda de información. ¿Realmente dijo Albert Einstein que a lo único que debíamos tenerle miedo era al miedo mismo? ¿Es verdad que los arándanos curan el acné? ¿Es verdad que las abejas pueden volar hasta la cima del Monte Everest? Cuando somos curiosos, buscamos datos más fehacientes e información más sólida. Somos menos propensos a confiar en datos fortuitos que llegan a nuestros oídos.
Mejora las relaciones
Genera regocijo
Los investigadores han descubierto, mediante imágenes del cerebro en funcionamiento, que cuando se despierta nuestra curiosidad o nuestra faceta investigativa, se iluminan las áreas de nuestro cerebro que se asocian con las gratificaciones. Nuestro cerebro nos recompensa generando una sensación de gratificación cuando somos curiosos. Algunas investigaciones han vinculado los bajos niveles de curiosidad con la depresión.
El vínculo entre la curiosidad y el regocijo puede comprenderse fácilmente al observar a los niños interactuar con el medio que los rodea. Cuando los niños encuentran algo nuevo para investigar, sus rostros se iluminan, se ríen, están muy concentrados y juegan. Supongamos que pudiéramos encarar nuestra vida laboral, leer los correos electrónicos, asistir a reuniones o interactuar con los clientes con solo un mínimo del regocijo que sentiría un niño a descubrir un nuevo charco en el cual chapotear.
Mejora el aprendizaje
Piense en algún tema sobre el cual sepa MUCHO. Puede ser deportes, cocina, música o cultura popular. Usted adquirió el conocimiento investigando aunque en ese momento tal vez no haya sentido que era eso lo que hacía. La investigación está impulsada por la curiosidad. Cuando quiere saber más sobre algo, es muy probable que haga preguntas que le permitan tener un panorama más completo para luego tener información de base a partir de la cual adquirir más conocimiento. ¿Por qué esta receta indica que mezcle los ingredientes secos y húmedos por separado? ¿En otras recetas se indica lo mismo? Qué pasa si por comodidad mezclo todo junto de una sola vez... Bueno, eso fue una idea desacertada.
A menudo, los niños entran en un ciclo interminable de preguntar por qué una y otra vez hasta que quienes los están cuidando se quedan sin respuestas. Cuando comienzan a preguntar por qué, siguen indagando hasta que se ven obligados a parar. Los adultos tendemos a ser menos curiosos, lo que nos lleva a tener un entendimiento no tan claro de las cosas. ¿Qué pasaría si cada día hiciéramos una pregunta más y y fuéramos un poco más curiosos? Tal vez comprenderíamos un poco más el mundo que nos rodea.
Evita el aburrimiento
Todos venimos a este mundo siendo curiosos y la curiosidad no es exclusiva de los seres humanos. Se ha descubierto evidencia de conducta investigativa en una gran variedad de especies animales, desde monos hasta palomas. Otros experimentos han demostrado que incluso cuando no hay ninguna ventaja, las personas y los animales igual tienen esa conducta. Un obstáculo para la curiosidad es la creencia de que cierta información pertenece a un determinado grupo de personas. En mi calidad de profesional de la salud, puedo decirle que son incontables las veces que he escuchado a alguien decir que no podía entender determinada cuestión porque no era un médico. ¿Solo los astronautas pueden entender lo relativo a la luna? ¿Solo los chefs profesionales pueden preparar buenas comidas? ¿Solo los entrenadores de la NFL entienden los partidos? Claro que no, y por lo general no nos sentimos incompetentes para capacitarnos en esas otras áreas de nuestra vida.
Todos podemos y debemos ser científicos. Cuando hacemos preguntas, obtenemos respuestas. Cuando obtenemos respuestas, nuestro conocimiento se amplía y el mundo que nos rodea comienza a tener más sentido. Nos divertimos, tomamos mejores decisiones y nos relacionamos mejor con las demás personas. Y si en el proceso generamos un poco de confusión, no hay problema.
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