27 de julio de 2020
Porciones adicionales
Al observar la propagación de la pandemia de COVID-19 en los Estados Unidos y el cierre efectivo de la mayoría de los negocios en Massachusetts —lo que produjo que los vecinos desempleados acudieran a los bancos de alimentos—, Kevin Pappone se sintió impotente mientras trabajaba desde casa.
Entonces, el supervisor de Hospitalidad corporativa de Blue Cross Blue Shield of Massachusetts aprovechó la oportunidad cuando su empresa se asoció con organizaciones locales sin fines de lucro para combatir las cifras de inseguridad alimentaria que aumentaron junto con la propagación del virus y el desempleo.
"Te hace sentir útil, te sientes bien al colaborar", afirma Pappone. "Pasé la mayor parte del mes de abril mirando lo que sucedía por TV y sentía que no había nada que pudiera hacer. Cuando surgió este programa, quise participar de inmediato y dije: 'Permítanme regresar'".
Aumento de las tasas de hambre
Antes de que la pandemia se apoderara de Massachusetts, casi el 10% de los residentes de Bay State se enfrentaban a la incertidumbre de no saber de dónde provendría su próxima comida. Cuando los trabajos se evaporaron a velocidad récord, las tasas de inseguridad alimentaria prácticamente se duplicaron, según algunas estimaciones.
"Durante esta pandemia, la cadena de suministro de alimentos de Massachusetts ha enfrentado desafíos importantes y existe una necesidad urgente de seguridad alimentaria para apoyar a nuestros residentes más vulnerables", afirmó el gobernador Charlie Baker en un comunicado reciente.
Blue Cross había destinado más de $9.6 millones a organizaciones sin fines de lucro afectadas por el COVID-19, y vio la creciente necesidad de acceder a alimentos saludables.
Una solución innovadora
Entonces, el plan de salud sin fines de lucro, en el que la mayoría de los empleados ha estado trabajando de forma remota desde marzo, devolvió a los trabajadores de la cafetería a sus cocinas vacías y les pidió que comenzaran a hacer 1,000 comidas por día para donación.
Vea la historia del programa de comidas comunitarias aquí
"Hemos estado analizando y pensando mucho en lo que tenemos y lo que podemos llevar a la mesa de formas nuevas y diferentes en respuesta al COVID", comenta Lucy Darragh, directora de Ciudadanía corporativa de Blue Cross.
Blue Cross tenía la mano de obra para hacer las comidas. ¿Pero cómo hacerlas llegar a los ciudadanos hambrientos de Massachusetts?
"Para hacer que este plan funcionara, necesitábamos al socio ideal", afirma Darragh. "Dado que la necesidad era tan urgente, buscábamos una organización que ya tuviera experiencia en distribución y una red sin fines de lucro que nos ayudara a lanzar el programa en cuestión de días".
Blue Cross eligió a Lovin Spoonfuls, una organización de recuperación de alimentos que recoge las comidas en las cafeterías de la compañía y las entrega a más de una decena de organizaciones sin fines de lucro en comunidades que incluyen a Chelsea, East Boston, Greater Boston, Quincy, Weymouth y Waltham.
"Al observar a las personas que dependen de la asistencia alimentaria de emergencia, poder acceder a una comida preparada y lista para comer adquiere un valor altísimo", afirma Lauren Palumbo, directora de Operaciones de Lovin Spoonfuls. "Vivimos en tiempos de incertidumbre, y es bueno contar con la entrega confiable y constante de estas comidas que estarán disponibles semana tras semana".
Las cocinas de Blue Cross ya han preparado más de 75,000 comidas, y el programa continuará hasta 2020.
Durante los primeros meses, cada comida incluía un sándwich, fruta, un refrigerio como verduras o una barra de granola o galleta, junto con papas fritas y agua. En verano, las cocinas del plan de salud comenzaron a ofrecer comidas calientes como ravioles, pollo tikki masala y pizza casera, además de ensaladas, arroz, bastones de pan y otras guarniciones. El menú ha cambiado todos los días y ha impresionado a las organizaciones que lo han recibido.
"Hemos estado repartiendo productos secos y algunos productos frescos, pero ha sido muy agradable poder ofrecer estos platos deliciosos y de calidad", comenta Kathy Field, directora de los programas de Promoción y servicios de la salud del East Boston Neighborhood Health Center.
En un mes normal, el centro de salud podía recibir alrededor de 250 solicitudes de personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria. Desde el comienzo de la pandemia, la cantidad de solicitudes aumentó exponencialmente a entre 1,200 y 1,400, afirma Field.
"Podemos decirles a las familias: 'Esto no es algo que deban preparar. Pueden irse a casa y comerlo ahora mismo'", comenta Field. "Las familias han respondido muy bien a eso".
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FOTOS Y VIDEO POR MICHAEL GRIMMETT