12 de abril de 2019
Una maratonista de Boston comparte un vínculo especial con una pequeña sobreviviente del cáncer
Abby Roxo de Shrewsbury, Mass., tiene ojos café que brillan tanto como su sonrisa, solo opacados por su personalidad. Nunca se daría cuenta de que esta niña enérgica y alegre está viviendo con un tumor en lo profundo de su cerebro.
Hace tres años, Abby fue diagnosticada con glioma hipotalámico supraselar de bajo grado. Una cirugía en el Boston Children's Hospital y 60 semanas de tratamiento en la Jimmy Fund Clinic del Dana Farber Cancer Institute redujeron el tamaño del tumor cancerígeno y lo estabilizaron: sigue allí, pero no está creciendo. Los médicos tendrán que monitorear a Abby y su tumor durante el resto de su vida.
"Cuando un hijo es diagnosticado con cáncer, uno queda instantáneamente inmerso en una tormenta y tan solo intenta mantenerse a flote", dijo Jenna Roxxo, mamá de Abby, "pero realmente no se puede. Y entonces aparece alguien como Susan y es como un bote salvavidas para nosotros".
Hace tres años, una ejecutiva de ventas de Blue Cross Blue Shield of Massachusetts, también estaba a la deriva de algún modo. Había perdido a su padre a causa del cáncer de próstata en 2006 y quería desesperadamente hacer algo "bueno".
Entonces, su hijo, Preston, le contó acerca de una niña de su escuela, Abby, que tenía cáncer y cómo los alumnos se habían unido para apoyarla. Preston sugirió que quizás Langlois podría correr una maratón para recaudar dinero para combatir la enfermedad.
El rumbo de Langlois estaba marcado. Se unió al equipo Dana Farber Marathon Challenge y luego se comunicó con los Roxo para preguntarles si Abby quisiera ser su paciente asociada.
"Estoy muy agradecida", dijo Abby, a quien se puede ver arriba con Langlois, días antes de la maratón. "Que alguien haga eso por uno es increíble".
Y luego Langlois comenzó el arduo trabajo de prepararse para su primera maratón.
"Me inicié tarde", dice, "comencé a correr ya pasados los 40 años. Ahora no puedo imaginar mi vida sin hacerlo".
Hoy en día, Abby y su familia son tan importantes en su vida como correr. Los Langlois (Susan, su marido, Andrew, y su hijo, Preston) y los Roxo (Jenna, Abby, el papá, Gus, y la hermana mayor, Lilly) han hecho de la maratón una tradición familiar conjunta.
Se reúnen con la gran familia de Dana Farber para cenar pastas antes de la carrera, escuchar a los científicos de Dana Farber acerca de las investigaciones más recientes con relación al cáncer y homenajear a los corredores que están recaudando dinero para encontrar una cura para la enfermedad.
Los miembros del equipo Dana Farber Marathon Challenge se comprometen a recaudar al menos $5,000 cada uno para el instituto del cáncer. En solo tres años, Langlois ha recaudado alrededor de $30,000. Gracias a personas como ella y el apoyo de familias como los Roxo, el equipo ha recaudado más de $90 millones para investigar el cáncer en los 29 años desde su fundación.
"Estas personas están salvando vidas", dijo Jenna Roxo.
El día de la carrera, las familias conducen juntas desde Shrewsbury y se reúnen con las otras familias de Dana Farber en la marca de 25 millas para alentar a Susan y a los demás miembros del equipo hasta llegar a la meta.
"Tengo una voz muy fuerte para alentar", dijo Abby. Y cuando no está alentando, está haciendo sonar ruidosamente una campana. Es un ambiente de mucha energía que, según Langlois, la impulsa a seguir adelante. Después de todo, ella también quiere sumarse a la fiesta.
"Eso es lo que más me gusta de la carrera", dice con una sonrisa, "se divierten a lo grande".
Las familias se reúnen con Langlois en una celebración posterior a la carrera en el Marriot Copley Place. Se presenta a cada miembro del equipo Dana Farber con otra ronda de aplausos y la campana de Abby.
"Nunca parece que hubiera corrido 26,2 millas", dijo Jenna Roxo, "ni siquiera después de la carrera del año pasado", la cual tuvo lugar durante un día frío de lluvia y viento.
"Estoy orgullosa de la gente (que corre)", dijo Abby. "Nos sentimos agradecidos de que inviertan su tiempo en ayudarnos".
Es posible que Abby pronto esté orgullosa de otra persona cercana a ella. Su hermana mayor, Lilly, ahora de 14 años, volvió a casa motivada tras la primera maratón de Langlois. Ahora corre en pista a campo traviesa y su objetivo es correr en Boston por su hermana tan pronto como sea elegible.
Langlois le dirá que la verdadera inspiración es la gente de Dana Farber, en especial, los pacientes y sus familias.
"Abby me inspira", dijo, con los ojos llenos de lágrimas. "Siento que ella corrió una maratón cada vez que se sometió a un tratamiento. Es una guerrera. Pienso en ella cada vez que salgo" a correr para entrenar.
Los motivos por los que corre Langlois están plasmados en la camiseta roja y blanca que llevará puesta en el evento Marathon Monday. Son las iniciales de su difunto padre y también las de su madre que sobrevivió al cáncer de mama y de colon. Están los nombres de otros seres queridos víctimas de la enfermedad. Pero lo más destacado son las palabras en purpurina roja "Strong 4 Abby" (Fuerte por Abby).
"Es una forma de homenajear a estas personas", dice Susan con la voz entrecortada. "Nuestro objetivo es llegar a la meta final..."
Es un pensamiento que no puede terminar al pensar en la familia, los amigos, y la alegre y valiente niña de 12 años.
Esa meta final es un mundo sin cáncer.
FOTO POR CHRISTOPHER EVANS