5 de abril de 2021
La lucha contra la pandemia de la desinformación
Los consumidores interesados en la salud han sido agobiados con una invasión de desinformación en las redes sociales durante la pandemia, según comentan médicos e investigadores; el hecho es que si se siguen algunas pautas simples, se pueden evitar mitos peligrosos en la medida en que las vacunas están cada vez más disponibles.
La verdad es una de nuestras armas más importantes contra la pandemia, y hay muchas maneras confiables de encontrarla.
- dijo el Dr. Mark Siedner, médico de enfermedades infecciosas en Massachusetts General Hospital.
Estos son algunos consejos para obtener respuestas a las preguntas sobre COVID-19:
- Consulte con su médico de atención primaria: "normalmente no buscaría la opinión de un contador para arreglar su auto. Por la misma razón, debería obtener la información médica de profesionales de la medicina", comentó Siedner.
- Busque a un amigo o familiar que además sea médico: si se siente más cómodo preguntándole a alguien que conoce sobre COVID, vea si hay algún profesional médico en su círculo social que tenga tiempo para una charla virtual o con distanciamiento.
- Visite los sitios web estatales o federales oficiales: los CDC, la Organización Mundial de la Salud y los departamentos de salud locales a nivel estatal siempre son excelentes fuentes para tener la información de salud correcta, comenta Siedner. De hecho, la OMS tiene una página de "cazadores de mitos" dedicada por completo a desenmascarar mitos comunes que están perpetuados en las redes sociales.
- Quédese con las noticias de los medios convencionales: las fuentes comunes de noticias equivocadas son los blogs y los sitios web de ideas políticas extremistas, opina Vish Viswanath, profesor de comunicación de salud en Harvard T. H. Chan School of Public Health. Los estudios que se realizan constantemente en Chan School descubren que las personas que obtienen información sobre COVID-19 a través de los medios de comunicación convencionales son las que están mejor informadas. "Lo único que encontramos que es la salvación del COVID-19 pese a toda la tragedia, es el periodismo", opina Viswanath. "La prensa de los medios masivos de comunicación es la que hace el seguimiento de las cifras", dice. "Definitivamente evitaría los blogs y sitios web extremistas por el simple motivo de que uno no sabe lo que motiva a las personas a publicar material".
- Vaya directo a la información: aunque los artículos científicos pueden resultar pesados y estar llenos de tecnicismos, vale la pena consultar estudios en revistas profesionales revisadas por pares, comentó el Dr. Daniel Kuritzkes, director de enfermedades infecciosas en Brigham and Women's Hospital. Si le resulta muy difícil, existen otros sitios web confiables que publican la misma información de una manera más sencilla, entre ellos, Sociedad de Enfermedades Infecciosas, la Asociación Médica Estadounidense y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que publican informes semanales sobre investigaciones relevantes.
- Recuerde que hasta las personas inteligentes no son necesariamente expertos: "en la era de las redes sociales, todos son expertos", comentó Siedner. "A menudo, en vez de venir de una fuente confiable, se trata de alguien que usted conoce y quiere. El mayor peligro es suponer que como es alguien en quien usted confía, piensa que es una fuente confiable".
- Denuncie publicaciones falsas e irresponsables: aunque Viswanath opina que la responsabilidad debería recaer en las plataformas de redes sociales por desinformar, todos tenemos responsabilidad. La OMS tiene instrucciones sencillas para denunciar publicaciones falsas en sitios que incluyen Facebook, LinkedIn, Twitter y YouTube.
Un exceso de publicaciones falsas
Algunas publicaciones virales sobre COVID en redes sociales vienen de personas comunes y corrientes, mientras que otras provienen de figuras muy conocidas. En contadas ocasiones vienen de expertos médicos.
"Se trata de un problema muy serio. No sucede solo con el COVID, pero es particularmente peligroso en torno al COVID", opina Kuritzkes. "Las publicaciones de Facebook y Twitter básicamente son opiniones de boca en boca, y pueden salir a la luz muy rápido y empezar a ser tendencia de repente".
Mientras tanto, el público en general se esfuerza por estar al tanto de la información y los datos que evolucionan constantemente sobre COVID-19. Como el coronavirus fue algo totalmente nuevo, los expertos médicos siguen conociendo sobre la enfermedad.
Por lo tanto, las personas se inclinan por las fuentes en las que confían en las redes sociales —aunque no sean las mejores fuentes de información.
Según un análisis de Washington State University sobre una encuesta reciente, las personas que confían en las redes sociales como fuente principal de información tienden a creer en la información errónea sobre COVID-19.
Y esta clase de información errónea no proviene de cuentas sospechosas.
Un estudio llevado a cabo en el mes de diciembre, donde los investigadores analizaron más de 53 millones de tweets y más de 37 millones de publicaciones en Facebook, reveló que gran parte de las publicaciones nocivas e inexactas provenían de cuentas verificadas y públicas.
"Tiene que consultar mucho más y no solo quedarse con las fuentes en que confía", comentó Kuritzkes. "Porque puede suceder que hasta las personas en las que confía no tengan la información adecuada sobre este tema en particular".
Avidez por información
La desinformación ha plagado durante décadas a la comunidad médica, y las redes sociales solo se han encargado de exacerbar un fenómeno que ya era peligroso. Kuritzkes recuerda haber sido víctima hace años cuando lo entrevistaron para un documental que, sin él saberlo, argumentaba que el VIH no causaba la enfermedad del SIDA. Sus declaraciones fueron sacadas de contexto e involuntariamente formó parte de una película nociva e inexacta.
"En el contexto del VIH, hemos lidiado por muchos años con la negación del SIDA", comentó Kuritzkes. "La desinformación es extremadamente dañina y para muchas personas resulta muy difícil identificarla".
Y si bien la información equívoca existe hace mucho tiempo en Internet y en otros espacios, el problema se magnifica en épocas de crisis, comenta Viswanath.
Como las personas están tan ávidas de encontrar respuestas —y como la pandemia se ha politizado tanto— aquellos que tienen intereses ocultos pueden manipular fácilmente al público y hacerle creer en la información falsa, dice.
"Las personas están ávidas de recibir información, hay cosas que no saben y tienen de alguna manera que llenar esos vacíos. Todos esperamos con desesperación alguna clase de explicación", opina Viswanath. "Siempre han existido estos tipos de mensajes, pero los tiempos de crisis exacerban la atención y el predominio de estos mensajes.
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